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Boca Juniors se quedó este domingo por la noche con la Copa Diego Maradona, al superar en la tanda de los penales (5-3) a Banfield, luego de que ambos equipos empataran 1-1 la final que disputaron en el estadio del Bicentenario de la ciudad de San Juan.

El desarrollo del encuentro se enmarcó en la cautela por ambos lados durante los 46 minutos en los que se extendió el primer tiempo, porque si bien Boca fue el que manejó la pelota por mayor cantidad de tiempo, careció de profundidad, ya que cuando centralizó el juego perdió peligrosamente la pelota en tres cuartos de cancha, y cuando procuró perforar por los costados, Sebastián Villa se consumió más en en intenciones que hechos.

Y Banfield, que es el equipo con menor porcentaje de posesión del balón de los 24 que disputaron esta Copa Diego Armando Maradona, obviamente no se salió de ese molde de juego directo, que justamente consiste en recuperar apenas su rival supera la mitad de la cancha y lanzarse en pos del arco rival con el buen pie y la velocidad de sus volantes y delanteros.

Pero como el "Taladro" no encontró demasiados espacios para penetrar en la última línea boquense, esos 45 minutos iniciales se fueron consumiendo lejos de los arcos, a veces con el balón por los costados, otras por el medio del campo, pero casi nunca cayendo dentro de las áreas.

La mayor experiencia y jerarquía de los futbolistas boquenses, varios de cuyos titulares en la semifinal perdida en Brasil frente a Santos no estuvieron desde el arranque hoy en San Juan, fue algo que tuvieron muy en cuenta sus colegas banfileños, que paradójicamente y por circunstancias opuestas, parecieron compartir ese temor a perder.

Es que si bien Boca iba por su septuagésimo título y Banfield recién por el tercero, y eso considerando que el primero lo había conseguido hace más de un siglo, en 1920, cuando al profesionalismo le faltaban todavía 11 años para llegar al fútbol argentino, ese referido encuentro con Santos para el "xeneize" y el premio de ir a la Libertadores para el "Taladro" conjugaban dos elementos de presión para ambos.

Dentro de esos cambios que propició el técnico Miguel Ángel Russo estuvo uno obligado de Carlos Tevez (entró Mauro Zárate) porque recién llegó pasado el mediodía de hoy a San Juan porque su padre adoptivo está atravesando un delicado estado de salud, pero por contrapartida la inclusión del colombiano Edwin Cardona, cuya presencia había sido reclamada en Brasil, le dio, pese a su ritmo cansino, el fútbol que le faltó entonces.

Y si bien todas esas y otras variantes (también salió Franco Soldano para que entrara otro muy pedido en Vila Belmiro como Ramón Ábila) como como la de Nicolás Capaldo por Diego González no le aportaron demasiado al equipo en el primer tiempo y tampoco lo estaban haciendo en el segundo, un gesto individual de Cardona rompió el molde de un partido uniforme en cuanto a las chances de desnivelar para uno y otro.

Iban 18 minutos del segundo período cuando el colombiano recibió de izquierda a derecha de Zárate, enganchó al medio para sacarse de encima una marca cercana y con un furibundo derechazo quebró la resistencia de su compatriota Mauricio Arboleda.

Ese golazo con el que justificó su presencia en este híbrido Boca de Russo le costó caro sin embargo al nacido en Medellín hace 28 años, porque el esfuerzo del remate lo terminó lesionando en el aductor derecho, e inmediatamente debió salir para dejarle su lugar a Eduardo Salvio, otros de los excluidos por Russo que había sido titular en Brasil.

De allí en adelante el encuentro se planteó como más le gusta a Boca y menos a Banfield, que nunca asume el protagonismo de los partidos, sino que, como quedó dicho, prefiere generar espacios desde el repliegue para después producir con pases profundos, cambios de frente precisos y perforaciones por los costados.

Por contrapartida a Boca, como es la característica de los equipos de Russo, el repliegue y la contra son las aguas en las que mejor se mueven, y este equipo "xeneize" no es la excepción, aunque al final de la temporada le terminó alcanzando para llegar a la final del torneo autóctono pero no de la Libertadores.

Sin embargo en los últimos instantes del partido Boca se quedó con nueve hombres por la expulsión de Emmanuel Mas y la lesión del ingresado Diego González cuando ya se habían producido los cinco cambios, y en la última jugada del encuentro, en el sexto minutos de descuento, un ex-River como Luciano Lollo logró el empate con un cabezazo.

Después llegaron los penales y un remate desviado del siempre cumplidor Jorge Rodríguez y el acierto de los cinco pateadores boquenses, el último Julio Buffarini, que se irá de Boca por no haber llegado a un acuerdo contractual, le permitió a los "xeneizes" ofrecerle también este título a quien fuera su hincha más célebre, el que le dio el nombre a este torneo tras su fallecimiento, Diego Maradona.

El triunfo, en definitiva, dentro de una final tan chata como lo fue todo este primer torneo organizado por la Liga Profesional de Fútbol, "solamente" le sirvió a Boca para alcanzar el número redondo de 70 títulos, y para Tevez, que ingresó faltando siete minutos, de incrementar sus logros con la camiseta auriazul a 11, y a 29 en toda su carrera.

El final para Banfield, primer club del fútbol argentino presidido por una mujer (Lucía Barbuto) en alcanzar una final de campeonato, le impidió alcanzar su tercer título, que en el último partido también habría sido contra Boca como en los dos anteriores, en aquel de 1920 como en el Apertura de 2009. Y se quedó sin la chance de jugar la Libertadores. Para los de la Ribera la conquista no significaba tanto.

- Síntesis -

Banfield: Mauricio Arboleda; Emanuel Coronel, Alexis Maldonado, Luciano Lollo y Claudio Bravo; Giuliano Galoppo, Jorge Rodríguez y Martín Payero; Mauricio Cuero, Agustín Fontana y Fabián Bordagaray. DT: Javier Sanguinetti.

Boca Juniors: Esteban Andrada; Julio Buffarini, Carlos Zambrano, Carlos Izquierdoz y Emmanuel Mas; Sebastián Villa, Nicolás Capaldo, Jorman Campuzano y Edwin Cardona; Ramón Ábila y Mauro Zárate. DT: Miguel Ángel Russo.

Goles en el segundo tiempo: 18m. Cardona (BJ) y 45+6 Lollo (B).

Cambios en el segundo tiempo: 15m. Diego González por Campuzano (BJ), 19m. Juan Pablo Álvarez por Bordagaray (B), 21m. Eduardo Salvio por Cardona (BJ), 33m. Agustín Urzi por Cuero (B) y Luciano Pons por Galoppo (B), 38m. Carlos Tevez por Ábila (BJ) y Alan Varela por Zárate (BJ) y 44m. Mauricio Asenjo por Bravo (B).

Amonestados: Bravo (B). Buffarini, Villa y Salvio (BJ).

Incidencia: 41m. del segundo tiempo expulsado Mas (BJ).

Definición por tiros penales:

Banfield: Lollo (convirtió), Fontana (convirtió), Rodríguez (desviado) y Álvarez (convirtió).

Boca: Tevez (convirtió), Villa (convirtió), Salvio (convirtió), Izquierdoz (convirtió) y Buffarini (convirtió).

Cancha: Estadio Del Bicentenario, de San Juan.

Árbitro: Facundo Tello.

El "Millonario" superó por 2 a 0 a Palmeiras pero no pudo dar vuelta el partido de ida en el que cayó por 3 a 0. Robert Rojas y Rafael Santos Borré anotaron para la visita.

River Plate mereció largamente la clasificación a la final de la Copa Libertadores ante un muy tibio Palmeiras, al que superó este martes por 2 a 0 luego de caer 3-0 en la ida, pero al que pudo eliminar si el VAR no hubiera intervenido para torcer las decisiones originales del árbitro uruguayo Esteban Ostojich, que había convalidado un gol de Gonzalo Montiel y cobrado un penal a Matías Suárez que lo hubiesen depositado en el Maracaná el 30 de enero.

Los antecedentes del partido se presentaban inmejorables para los brasileños inclusive más allá de los tres goles de ventaja con los que regresaron a su país desde Avellaneda, ya que de los 11 partidos disputados previamente Palmeiras había terminado con el arco invicto en siete de ellos y nunca le habían convertido más de un gol en 90 minutos.

Demás está decir que venían invictos en el certamen; nada que ver con su prestación en el Brasileirao, donde recibieron 25 tantos en 27 presentaciones y acumularon seis derrotas que los ubican en un módico sexto puesto, a nueve unidades del líder, su clásico rival San Pablo.

Y Palmeiras se pareció esta noche mucho más al del campeonato brasileño que al que hasta aquí se había mostrado en la Copa Libertadores.

Claro que River también fue otro, por contrapartida, muy distinto al de la Liga Profesional, donde no pudo acceder a la final de la Fase Campeón tras caer como local en cancha de Banfield ante el hoy en día muy modesto Independiente.

La realidad del partido de ida jugado en cancha de Independiente había sido también muy otra en el juego que en el marcador final, ya que por ejemplo durante aquel primer tiempo y el de este martes no hubo mayores diferencias, salvo por un error puntual de Franco Armani que se transformó en acierto al taparle magníficamente un mano a mano a Rony y, por supuesto, los dos goles de cabeza señalados por un redimido Rojas y Santos Borré.

Claro que los partidos decisivos como estos se suele decir, y es una realidad, que se resuelven por detalles, y que a un equipo que parecía vulnerable defensivamente e ineficaz en ataque se les transformen en aciertos circunstancias puntuales como esas terminan resultando determinantes.

Pero lo de River también tuvo, y eso siempre resultó fundamental en los últimos seis años, el sello de su entrenador, que dio un golpe en la mesa en una conferencia de prensa ofrecida ayer en Buenos Aires que este martes repercutió anímicamente de gran forma en sus dirigidos, cuando la cátedra los daba como condenados a la eliminación.

Por eso el "millonario" salió a "comerse los chicos crudos" desde el primer minuto, acorralando a un rival que se mostró inconsistente, apichonado, apostando al contraataque y la velocidad del mencionado Rony o Gustavo Scarpa.

Toda esa superioridad manifiesta de River con las causas reivindicatorias mencionadas, parecieron enaltecerse ya en el arranque del segundo período, cuando apenas transcurridos seis minutos Gonzalo Montiel marcó el anhelado tercer tanto, pero posteriormente el árbitro uruguayo Esteban Ostojich lo anuló a instancias del VAR.

Y allí empezó "otra noche" para River, porque siguió dominando siempre en la cornisa de convertir el tercer tanto y 20 minutos después de ese gol anulado se volvió a equivocar Rojas como en el partido de ida o ante Boca, pero esta vez cometiendo una infracción que derivó en su segunda tarjeta amarilla y la consecuente expulsión.

La redención por el gol referido y una buena tarea hasta el momento terminó diluyendo lo hecho por el paraguayo, pero River no tuvo mucho tiempo para lamentarse porque a los 30 minutos Matías Suárez cayó en el área brasileña y Ostojich sancionó un penal que iba a rematar Montiel para vengarse del tanto anulado previamente.

Pero el árbitro uruguayo volvió a ser llamado por el VAR y volvió a frustrar al lateral derecho y a todo River, cuando interpretó que no había existido falta sobre el delantero cordobés, otra frustración que hizo estallar de bronca a Gallardo en el banco de suplentes.

Sin embargo con 10 hombres River siguió yendo y dominando a un Palmeiras que en la previa fue respaldado por sus hinchas en las inmediaciones del Allianz Parque y adentro colocó banderas con símbolos que daban cuenta de haber ganado anticipadamente esta edición de la Libertadores.

Un flojo conjunto paulista que si hizo algún mérito ya no para llegar a la final, sino para merecer adjudicarse esta semifinal, fue en la fase de grupos o en las dos series anteriores de octavos y cuartos de final, porque este martes estuvo muy lejos de dar la talla.

Por eso no solamente perdió el invicto, no pudo convertir y le hicieron más de un gol y en su propio estadio.

En cambio River resultó todo lo contrario, porque fue dominador de ida y de vuelta, esta noche durante los 90 minutos y en Avellaneda durante tres cuartas partes del partido hasta que se fue expulsado el colombiano Jorge Carrascal.

Con todos esos argumentos, que la final del 30 de enero en el Maracaná de Río de Janeiro tenga a Palmeiras como uno de los protagonistas de la final es tan inmerecido como que River no lo esté, y si fue un fin de ciclo para el "millonario", lo culminó con el orgullo de un verdadero grande.

Y si mañana Boca se impone muy cerca del escenario de esta noche, en la paulista Vila Belmiro, a Santos, seguramente tendrá en la final de este floja Copa Libertadores a un rival con fragilidades como para aprovechar.

El reconocimiento final del entrenador portugués Abel Ferreira a Gallardo en el final del cotejo fue también una aceptación subliminal de la inferioridad de su equipo.

En el sur bonaerense, el "Granate" se impuso este miércoles por 3-0 con goles de Belmonte, Orsini y Bernabei. Tras el 1-0 en Liniers, los dirigidos por Zubeldía definirán la Copa ante Defensa y Justicia o Coquimbo.

Lanús pasó a la final de la Copa Sudamericana al golear a Vélez Sarsfield por 3 a 0, en su estadio, por el partido revancha de una de las llaves de las semifinales, habiendo ganado también el de ida por 1-0.

El vencedor, para conocer su rival en la final deberá esperar la definición de la otra llave con el partido de vuelta que jugarán Defensa y Justicia y Coquimbo Unido, de Chile, el próximo sábado a las 20.30 en Florencio Varela, con la ida que finalizó igualada sin goles.

El encuentro único que definirá quien se quedará con la Copa Sudamericana 2020 se jugará el sábado 23 de enero, a las 17, en el estado Mario Alberto Kempes, de la ciudad de Córdoba.

Lanús plasmó su amplia victoria con los goles de Tomás Belmonte, en el primer tiempo; y los de Nicolás Orsini y Alexandro Bernabei, en el segundo período. Vélez quedó con un jugador menos al ser expulsado Cristian Tarragona cerca del final de la primera etapa.

En cuanto al juego, desde el inicio Vélez se adueñó de la pelota y con presión alta, más un accionar intenso, no permitió la salida del adversario, con lo que prontamente comenzó a tener situaciones muy propicias para llegar el gol. Eso fue debido al apresuramiento que tenía para revertir la derrota en el partido de ida en Liniers, buscando sorprender al dueño de casa, que no hacía pie en el campo en los primeros 10 minutos.

Así, ante una equívoca salida de Lanús, aprovechó Ricardo Centurión para tomar la pelota y rematar desde fuera del área luciéndose el arquero Lautaro Morales para descolgar el remate al ángulo superior derecho y desviar al córner evitando la caída de su valla (5 min).

Otra vez tuvo Vélez la ocasión para la apertura con otra llegada de Centurión, que en el área chica conectó un centro para rematar apenas desviado sobre el travesaño (9 min).

Dueño absoluto de las acciones, Vélez intentó de todos los modos posibles vulnerar el arco "granate", tanto con remates de media distancia como con jugadas de pelota detenida y con combinaciones colectivas para ingresar al área local.

Todo lo hacia bien el equipo de Mauricio Pellegrino, pero se encontró con el murallón de Morales, que tapó sendas entradas de Thiago Almada y Cristian Tarragona y otro envío de Almada, desde lejos; además de otra intervenciones del joven guardavalla, que una vez más se constituyó en baluarte para Lanús.

Los pasajes finales de la primera etapa fueron de otro partido porque Tarragona, en una acción desafortunada pero con violencia hacia el "Laucha" Acosta, recibió la tarjeta roja dejando a su equipo con un jugador menos (44 min).

Eso alentó a los del sur para adelantarse en el campo y en la única jugada de riesgo que generó, consiguió ponerse en ventaja tras un córner servido por Alexandro Bernabei, con un centro pasado que devolvió José Sand, desde la izquierda para la entrada de Belmonte, que venció a Hoyos con un cabezazo a la izquierda (48 min).

Sin merecerlo, Lanús se retiró como ganador parcial, con una diferencia de dos goles en el global, con lo que obligó al técnico visitante a ensayar un cambio ofensivo para el segundo período, ingresando el centrodelantero Juan Martín Lucero por el volante Federico Mancuello.

Así, nuevamente los velezanos se llevaron por delante a los del sur provocando más revolcones para Morales, como al contener un violento envío de Lucas Janson (6 min).

Sin embargo los locales lograron ampliar la diferencia con una rápida réplica a través de una hábil maniobra de Brian Aguirre, lanzado al ataque y enviando un centro rastrero, que por izquierda llegó para tocar la pelota Pedro De La Vega y asistir a Orsini, que definió con su certeza acostumbrada (15 min).

Con esta conversión el exdelantero de Sarmiento, de Junín, pasó a ser el goleador del equipo con 6 tantos en la Copa Sudamericana, superando por uno a Belmonte.

Claro que a Vélez no le salía ni el "tiro del final", como un remate de Lucas Janson que se estrelló en un caño (16 min), con todos los imponderables en su contra.

Pese a estar más protegido por la defensa "granate", Morales continuó una y otra vez salvando su valla ante las permanentes cargas del adversario, que ensayó varios cambios ofensivos, pero sin fortuna.

Esa ineficacia para llegar a convertir hizo que los del "Fortín" se adelantaran en demasía y al quedar desprotegidos se vino el lógico contraataque del vencedor para que llegara Bernabei a cabecear un centro de Sand para decorar la goleada.

El consuelo para los de Liniers fue que en ambos partidos resultó más que un digno rival, solo lamentando su falta de ineficacia, y ahora le queda por jugar con Rosario Central, el próximo sábado, la final de la fase Complementación de la Copa Diego Maradona, claro que siempre y cuando el jueves Defensa y Justicia no golee por más de seis tantos a Aldosivi, porque de lo contrario tendrán que vérselas con los de Varela.

La victoria en esa final le dará al ganador el pase a otra final con el perdedor de la correspondiente a la zona Campeón, que disputarán Boca Juniors y Banfield, el domingo venidero, para definir la clasificación a la Copa Sudamericana 2022.

Lo curioso de Vélez es que siendo el equipo argentino que más veces disputó la Copa Sudamericana, en 7 competencias, nunca pudo llegar a la final.

Y por el lado de Lanús, es que uno de sus máximos referentes, el "Laucha" Lautaro Acosta, por haber recibido la tercera amarilla ante Vélez, no podrá estar en la final, como le sucedió en 2013 cuando su equipo la ganó ante Ponte Preta, de Brasil, aunque en esa oportunidad fue por estar lesionado.

Regatas le ganó a Oberá Tenis Club por 80 a 64 con un gran primer tiempo, comenzando así el 2021 con una sonrisa en La Liga. Los máximos anotadores del juego fueron Fernández y Arengo con 16 puntos ambos. En OTC, Cantarutti convirtió 11 unidades.

En la tarde del lunes, en el Héctor Etchart de Ferro, el Club de Regatas Corrientes y Oberá Tenis Club se enfrentaron en el partido reprogramado de la 9° fecha de La Liga Nacional de Básquetbol, abriendo así el 2021 para ambos conjuntos.

Para el duelo, el “Remero” no contó con Marco Giordano, quien fue preservado por un dolor en la espalda, lo mismo que Paolo Quinteros con una molestia en el isquiotibial de la pierna derecha. Mientras que OTC tuvo varias bajas. No contó con Anthony Young, su nueva incorporación, que aún no se sumó al equipo, además de la baja de Ariel Zago por una operación de apendicitis, y el desgarro de Enzo Ruiz.

En el inicio del partido, Regatas salió con mucha energía en defensa, presionando toda la cancha y consiguiendo mucha efectividad en la ofensiva con 3 de 3 en triples (2 de Arengo y 1 de Tabárez) y un doble de Fernández, para marcar un primer parcial de 11 a 2 en los primeros 2:30 de juego. El “Remero” no aflojó en cuento a intensidad, rotando el banco y haciendo ingresar a su segunda unidad, continuó acrecentando la diferencia, y teniendo un primer cuarto demoledor, en donde anotaron 9 de los 10 jugadores que pisaron el parqué, y así se cerró el primer capítulo 34 a 5.

En los 3 primeros minutos del segundo periodo, Oberá anotó la misma cantidad que en todo el primer cuarto, con un doble de Feder Ponce y un triple de Cantarutti, aunque lo que no pudo es contener al “Fantasma”, que en ese momento ganaba 44 a 10. En esa vorágine los de Victoriano llegaron a estar por 38 arriba (52 a 14), pero los misioneros pusieron allí un mini parcial en su favor de 6 a 0 con 2 triples, uno de Eseverri y uno de Cantarutti, para dejar el marcador en 52 a 20 en el descanso largo.

Luego, Regatas calmó la intensidad, sobre todo en el aspecto defensivo, lo que bien aprovecharon los de Oberá para amigarse con el canasto y recortar la distancia, poniéndose 65 a 42 en 7 minutos del periodo. El “Remero” no pudo volver a levantar el ritmo que supo mostrar en el primer tiempo, y además de permitirle muchos puntos a su rival, a quienes se les abrió el canasto desde el perímetro, se secó en ataque, y cerró así el tercer cuarto 67 a 47, cuando supo estar por 37 puntos arriba en el inicio (57 a 20).

Entrados al cuarto final, Oberá continuó limando, y se puso a solo 13 puntos (67 a 54) en los primeros 2 minutos y fracción, apoyados en un goleo bien repartido en las manos de Gómez Quintero, Brocal y Rupcic. Después, el “Fantasma” volvió a convertir con Arengo y Fernández, pero de todas formas no logró tener la solidez inicial ofensivamente, ni tampoco en defensa. Por esto, el partido en sus 5 minutos finales se mantuvo en esa tónica, con el tablero marcando 70 a 57.

Un parcial con 1 libre de Gallizzi, un doble de Tabárez y una bomba de Fernández pusieron a 19 a Regatas, 78 a 59, con 2 por jugar, dándole nuevamente una ventaja tranquilizadora. Y así, los correntinos jugaron con esa diferencia y cerraron su primer juego del 2021 con victoria por 80 a 64.

De está forma, Regatas Corrientes abrió el año con una sonrisa y ahora se medirá el miércoles desde las 21:30 con Libertad de Sunchales. Por su parte, los misioneros se enfrentarán al puntero, Quimsa, a las 11 del mismo día.

 

Síntesis

Regatas (80): Leandro Vildoza 6, Juan Pablo Arengo 16, Martín Fernández 16, Patricio Tabárez 11 y Tayavek Gallizzi 5 (FI); Juan Pablo Corbalán 3, Xavier Carreras 8, Agustín Cáffaro 9, Juan Cruz Scacchi 2, Tobías Franchela 4 y Joaquín Marcón 0. DT: Lucas Victoriano.

Oberá TC (64): Esteban Cantarutti 11, Christian Schoppler 4, Gregorio Eseverri 8, Enzo Rupcic 7 (x) y Anthony Kent 9 (FI); Rodrigo Sánchez 5, Agustín Brocal 8, Taiel Gómez Quintero 8, Hans Feder Ponce 4, Franco Fragozo 0 y Gonzalo Pryszczuk 0. DT: Leandro Hiriart.

Parciales: 34/5, 52/20 (18/15), 67/47 (15/27), 80/64 (13/17).

Jueces: Oscar Brítez, Roberto Smith y Nicolás D´Anna.

Estadio: Héctor Etchart (CABA)

 

Informe: Prensa Regatas Foto: La Liga Contenidos

El conjunto "Xeneize" se despidió este miércoles de su sueño copero con una dura derrota ante el conjunto brasileño por 3 a 0. Diego Pituca, Yeferson Soteldo y Lucas Braga marcaron para los locales.

Boca Juniors se quedó en Brasil fuera de la final de la Copa Libertadores como el martes River Plate, tras ser goleado 3 a 0 por Santos, que así jugará el 30 de enero ese partido por el título frente a Palmeiras en el estadio Maracaná, en una definición a pedir del país organizador, cuyos representantes eliminaron en semifinales a los dos grandes del fútbol argentino.

Lo curioso de esta eliminación "xeneize", que una vez más ve frustradas sus aspiraciones de llegar a la séptima Copa Libertadores para alcanzar a Independiente como el más ganador de este certamen, fue que llegó a Brasil para definir la serie ante el conjunto santista con mucho mejores perspectivas que los riverplatenses.

Sin embargo a los dirigidos por Miguel Ángel Russo les quedó muy lejos la posibilidad de acceder a su duodécima final copera durante los 90 minutos del partido desarrollado en el estadio Urbano Caldeira, de Vila Belmiro.

Es que ya al minuto de juego Marinho había estrellado un zurdazo bajo contra el palo derecho del arco defendido por Esteban Andrada, al que cada vez que le patearon al arco le convirtieron.

Y la primera vez que ocurrió eso fue apenas sobre el cuarto de hora, cuando el venezolano Yeferson Soteldo, la figura de la cancha, remató bajo, hubo un rebote que ningún defensor de Boca procuró interceptar, y Diego Pituca, con una defectuosa media vuelta de zurda terminó introduciendo el balón mansamente contra el palo izquierdo.

Ese revés tendría que haber despertado al conjunto argentino, pero nada de eso pasó en la media hora restante de esa primera etapa, en la que sin hacer demasiado, apenas con un mejor control del balón, Santos se fue al descanso acumulando méritos para disfrutar de la ventaja.

Claro que era imposible que Boca pudiera invertir la carga apropiándose del balón y conduciéndolo hacia el arco de Joao Paulo, reemplazante del titular John, que estuvo en el 0-0 de la Bombonera pero se volvió desde Buenos Aires contagiado de coronavirus.

Y esa imposibilidad radicó en que al decidir Russo colocar a Diego González y Jorman Campuzano como volantes internos, Franco Soldano de punta y Eduardo Salvio y Sebastián Villa corriendo por los costados, la ecuación negativa era sencilla: al equipo le faltaba fútbol.

Y no solamente de juego carecía el "xeneize", sino que era inofensivo dentro del área rival por la insistencia de Russo en utilizar a Soldano como un extraño "nueve de marca", que corre por todos lados tratando de molestar la salida del rival desde el fondo, pero al hacerlo sin acompañamiento (Carlos Tevez no está ni de cerca para eso) termina sucumbiendo en la inoperancia.

El que trató de darle una mano en esa empresa fue Salvio, pero al abandonar su posición para hacerlo, por falta de "timming" para eso y más allá de que en el mundial de Rusia justamente el extécnico de Santos, Jorge Sampaoli, lo puso de lateral derecho en el seleccionado argentino, en su primera intervención defensiva terminó amonestado.

Boca, o mejor dicho Russo, debía corregir ese déficit ya en el arranque mismo del segundo tiempo, pero sus variantes iniciales fueron la de Julio Buffarini por Leonardo Jara y Nicolás Capaldo por Diego González, vale decir lateral derecho por lateral derecho y volante de recuperación por volante de recuperación.

Y el doble error lo pagó inmediatamente con la derrota y la eliminación anticipada, porque en siete minutos Santos liquidó el partido con un golazo del mencionado Soteldo y otro de Lucas Braga.

El 0-3 prematuro fue letal para este Boca insípido, sin juego ni ímpetu para torcer un destino inevitablemente torcido, que se agravó aun más cuando apenas tres minutos después de la tercera conquista del local, el colombiano Frank Fabra se fue expulsado por una violenta infracción.

Quedaban 35 minutos por delante en los que Boca tuvo un par de aproximaciones al arco brasileño como para alcanzar un descuento que igualmente de poco y nada hubiera servido, mientras los dos jugadores que podían aportarle algo de todo el fútbol que le hacía falta al con junto auriazul, el colombiano Edwin Cardona y Mauro Zárate, seguían yendo y viniendo por el costado del campo de juego, realizando un calentamiento inútil.

Así se fue Boca de la Libertadores, sin gloria y con pena, con mucha pena, distando en mucho su imagen final con la que dejó anoche también en San Pablo el propio River Plate, que de no ser por el VAR hubiese sido la pata argentina de una final que ahora será absolutamente brasileña.

River llegó a ese partido también con un 0-3 abajo, pero ganó 2-0 y mereció vencer por más, para alcanzar la definición que le hubiese calzado justa a lo demostrado anoche, Mientras que Boca arribó a Vila Belmiro con ese 0-0 de la Bombonera que lo habilitaba a soñar con una final que aparecía bastante amigable, pero se diluyó en su propia impotencia, y también en las diferencias conceptuales que hay entre Marcelo Gallardo y Russo.

A Boca al menos le quedará como consuelo la final del próximo domingo (al no llegar a la final no se justifica la postergación de fecha que solicitó ayer a la AFA) por la Copa Diego Armando Maradona ante Banfield. Aunque si repite lo de hoy, el "Taladro" también puede empezar a soñar.

Banfield se metió en la final de la Copa Diego Armando Maradona del fútbol argentino, en la que enfrentará a Boca, tras golear este domingo por la noche 4 a 1 sobre San Lorenzo, en el estadio Florencio Sola, en un partido correspondiente a la quinta fecha del Grupo B de la Fase Campeonato del certamen.

Fabián Bordagaray, de cabeza, a los 44 minutos del primer tiempo, abrió el marcador para el "Taladro", luego de una gran jugada por la derecha del colombiano Mauricio Cuero.

Ya en el complemento, Agustín Fontana, con un golazo, de tijera, aumentó la diferencia, a los 14 minutos. Poco después, a los 18, Víctor Salazar descontó para el "Ciclón" y le puso algo de suspenso al encuentro, hasta que cerca del final Martín Payero, uno de los valores más destacados de Banfield, logró el 3 a 1 con un golazo de tiro libre.

Cuando el encuentro se terminaba y San Lorenzo estaba nervioso y desordenado, Juan Pablo Álvarez rubricó la goleada, a los 46 minutos.

Con este resultado, el "Taladro" llegó a los 12 puntos, uno más que Talleres, se quedó con el Grupo B y el domingo definirá el certamen frente a Boca en San Juan.