"Somos el país con el mayor número de días de confinamiento en las escuelas. Eso es un absurdo", afirmó el presidente brasileño, mientras ponía en funciones, luego de cuatro meses de interinato, al general en actividad Eduardo Pazuello como ministro de Salud.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fustigó este miércoles a gobernadores y alcaldes porque están llevando adelante "el mayor confinamiento del mundo" sin permitir el regreso pleno a las clases presenciales, en un país con más de 133.000 muertos y 4,4 millones de contagiados en la pandemia de coronavirus.
Lo hizo al poner en funciones, luego de cuatro meses de interinato, al general en actividad Eduardo Pazuello como ministro de Salud, quien tomó el control del cargo luego de que sus dos antecesores, Nelson Teich y Luiz Mandetta, lo dejaran por diferencias con Bolsonaro.
"Somos el país con el mayor número de días de confinamiento en las escuelas. Eso es un absurdo", afirmó Bolsonaro en su discurso, mientras mostraba una caja del remedio hidroxicloroquina, contra la malaria, pese a a que carece de eficacia comprobada contra la Covid-19.
Apenas el estado de Amazonas, en el norte amazónico y luego del colapso sanitario y funerario en abril y mayo, regresó en su totalidad a las clases presenciales, mientras que otros lo van haciendo paulatinamente y con muchas restricciones, aunque sin obligar a los alumnos a asistir.
El presidente reiteró que en el inicio de la pandemia tuvo "razón" al defender mantener la economía sin cuarentena y aseguró que los gobernadores fueron "capturados por el pánico proporcionado por los medios catastróficos que hay en Brasil".
"No estoy haciendo una crítica a la prensa, sino ofreciendo una constatación", dijo ante los aplausos.
Bolsonaro minimizó desde el inicio la pandemia y participó en el momento más crítico de actos y aglomeraciones para impulsar a la población a quebrar la cuarentena a la que adhirieron gobernadores e intendentes.
Por su parte, Pazuello, quien es considerado un experto en logística aunque no en salud, en su discurso recomendó a la población acudir al médico cuando tenga síntomas y no apenas cuando le falte el aire, como había dicho en marzo el entonces ministro Mandetta, quien llegó a ser más popular que Bolsonaro en las encuesta por aquellos días.
El ministro, uno de los 9 militares al frente de una cartera en el gabinete, afirmó que el sistema de salud no entrará en colapso y dejó abierta la puerta para otras vacunas, más allá de que el Gobierno federal financia el desarrollo y los ensayos locales de la de Oxford, del laboratorio Astrazeneca.
"La solución definitiva vendrá con la vacuna. El presidente ya aseguró 100 millones de dosis de vacunas pero tenemos conciencia de que no podemos poner todos los huevos en la misma canasta", dijo.
El Instituto Butantan, mayor fábrica de vacunas contra la influenza del Hemisferio Sur, que depende del estado de San Pablo, debe presentar en octubre al ente regulador Anvisa los resultados con los ensayos de 9.000 brasileños con la vacuna china del laboratorio Sinovac, para comenzar a dar 45;000 dosis en diciembre.
Bolsonaro, en otro tramo de la ceremonia, defendió el uso de hidroxicloroquina con su ejemplo, ya que estuvo con coronavirus en julio pasado.
Recordó que unos 200 empleados del Poder Ejecutivo se enfermaron y tomaron cloroquina sin ningún tipo de reacción adversa.
Brasil es el segundo país en cantidad de muertes detrás de Estados Unidos y el tercero en casos, detrás de India.
El país registró 987 fallecidos en las últimas 24 horas y sumó 134.106 muertos por la pandemia. Según el boletín del Ministerior de Salud, hubo 36.820 nuevos infectados llevando al total a 4.419.083.
El estado de San Pablo lidera con 33.253 fallecidos acumulados, seguido por Rio de Janeiro com 17.342.