Finalmente, las intensas críticas dentro y fuera de Estados Unidos surtieron efecto y Donald Trump tuvo que ceder. Ayer el presidente firmó un decreto para dejar de separar a las familias de inmigrantes en la frontera con México, pero prometió continuar con su política "tolerancia cero" contra la inmigración ilegal.
"No me gustó ver a las familias separadas", dijo Trump en la ceremonia de firma del decreto, después de anunciar más temprano, en un dramático cambio en su discurso, que iba a poner fin a esta controvertida práctica.
Cerca de 2300 chicos-según cifras oficiales- han sido separados desde el 19 de abril de sus padres, procesados con cargos criminales y enviados a centros carcelarios. El objetivo de esa política es desincentivar la llegada de la inmigración ilegal.
Pero las imágenes de chicos en jaulas dentro de grandes instalaciones y una grabación en la que se oye llorar desconsoladamente a los chicos que acaban de ser separados de sus padres generaron una ola de indignación y protesta tanto en Estados Unidos como en el extranjero. Desde expresidente norteamericano Barack Obama hasta el Papa Francisco criticaron la medida.
Fuente: La Nación