Argentina logró un triunfo clave este lunes por la mañana en el Mundial de básquet China 2019 al imponerse 94-81 a Nigeria (0-2), uno de los rivales que se suponía podía dar la sorpresa en el certamen, y llegar a las dos victorias en el Grupo B. De vencer Rusia (1-0) a Corea del Sur (0-1) en segundo turno, el equipo de Sergio "Oveja" Hernández clasificará a la segunda ronda. El próximo encuentro, último de la primera fase, será frente a los soviéticos desde las 9.30 del miércoles.
A pesar de que el resultado final mostró cierta amplitud en favor del elenco nacional, el desarrollo de la victoria argentina no fue para nada sencillo. Por caso, al cierre del primer tiempo el encuentro estaba empatado en 43 tras un gran primer cuarto de Facundo Campazzo y cía. (28-17) y un muy desordenado segundo período (15-26), cuando el cordobés vio varios minutos de descanso.
La presencia en cancha del base de Real Madrid (14 puntos, 8 asistencias y 4 rebotes en 33 minutos), quien titularizó por primera vez en el torneo tras ser suplente en el debut frente a Corea del Sur, fue garantía de que Argentina mostraría su mejor versión como equipo, tanto en ataque como en defensa. Misma situación fue la del marplatense Patricio Garino (17 puntos, 7 rebotes, 4 tapones y 3 robos en 30 minutos), la gran figura del encuentro. Con ellos en el parquet, la Selección sacó diferencia en el marcador de +25 puntos (por el alero) y de +20 (por el armador).
La otra gran historia del encuentro fue la de Luis Scola. El capitán de 39 años finalizó con 23 unidades y 10 puntos y se convirtió en el segundo máximo goleador histórico en Mundiales al alcanzar la friolera de 611 puntos totales (había marcado 15 frente a Corea del Sur) y superar al australiano Andrew Gaze (594). El líder en el rubro es el mítico brasileño Oscar Schmidt, con unos aparentemente inimitables 904.
La trampa nigeriana
La propuesta nigeriana, un equipo mucho más ágil y físico que el argentino, quedó clara en el primer cuarto, cuando ya habían utilizado a once de sus doce jugadores. La táctica era desgastar en el ida y vuelta a los dirigidos por Hernández, quien utilizó sólo a ocho de los suyos.
Los réditos africanos se vieron recién al inicio del segundo cuarto, cuando todavía Campazzo, Garino y Marcos Delía -de muy buena labor defensiva con 8 rebotes- seguían en cancha tras empezar el encuentro. A la hora del recambio, Argentina se resintió, perdió la gran circulación del balón que había mostrado en el primer cuarto y, además, comenzó a perder la batalla de los rebotes. Así, llegaron las pérdidas y los contragolpes africanos y, al descanso, Nigeria había tomado las riendas del encuentro e igualado el marcador.
En el tercer parcial, con el ingreso de Nicolás Laprovíttola (11 puntos y 6 asistencias) y de Gabriel Deck (10 puntos y 5 rebotes) desde el vestuario, Hernández apostó a una alineación más baja -salieron Brussino y Delía- pero más móvil y con mejor manejo. El bonaerense le dio al equipo, además, refuerzo en el tiro exterior para cerrar el cuarto arriba por 72-61.
Volver a las fuentes
Efectivo al máximo en el debut frente a Corea del Sur desde larga distancia (17 triples con 57% de acierto), esta vez, y de manera lógica, Argentina no se acercó a esa marca y finalizó con 12 tiros encestados (dos de ellos en el último minuto de juego, obra de un Campazzo muy pillo) para alcanzar el 35% de acierto. Así las cosas, para hacerse del triunfo, la Selección volvió a las fuentes, con un muy buen Scola en el poste bajo (7/11 en dobles) y, además, un gran nivel desde la línea de tiros libres (22/27 y 81%).
El rebote, una buena noticia
Otro aspecto positivo del equipo nacional fue el del históricamente deficitario rebote defensivo. Frente a una amenaza en el rubro como los gigantes nigerianos, Argentina se dejó tomar "solamente" 13 rebotes ofensivos y sufrió en ese aspecto durante pasajes muy cortos del juego. La Selección finalizó con 45 rebotes (12 ofensivos) frente a 44 de los africanos.
De ilusiones
En definitiva, un gran encuentro del equipo de Hernández, con muchos de sus mejores nombres en un gran nivel, con un ataque muy diversificado y con una defensa que, por momentos, da para ilusionarse.