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“No salgo ni muerto”: el día que el “Tata” Brown jugó lesionado la final de México ´86

El fútbol argentino, está de luto. José Luis Brown, falleció en la noche del lunes a la edad de 62 años, producto de un Alzheimer por el cual luchó hasta sus últimos días. Jugó en Estudiantes y Boca Juniors, además de ser el engranaje fundamental en la defensa de la Selección Argentina junto a Oscar Ruggeri, campeona del mundo en México 1986 de la mano de Carlos Bilardo en la conducción técnica.

Nacido en Ranchos, localidad ubicada en la provincia de Buenos Aires el 11 de noviembre de 1956, Brown se inició en Estudiantes de La Plata en 1974, donde jugó hasta el año 1983. Atlético Nacional de Medellin, Boca Juniors, Deportivo Español, Stade Brestois de Francia, Murcia de España y Racing, fueron los clubes donde pasó el histórico defensor.

Su día más glorioso como futbolista

El calendario marcaba, el 29 de junio de 1986. Argentina llegaba a la final de la Copa Mundial de México 1986 con un Diego Armando Maradona descomunal a lo largo de todo el campeonato. Pero aquel día, los héroes de la historia serían Jorge Burruchaga, Jorge Valdano, y José Luis Brown.

Transcurría el minuto 23, cuando el “Tata”, se elevó y convirtió el primer gol del partido, tras una mala salida de Schumacher. La historia recordará para siempre no solo este gol, sino lo que ocurrió mientras el segundo tiempo promediaba luego de la segunda conquista de Jorge Valdano.

Tras un choque frente a un jugador alemán, terminó con una luxaxión en el hombro. Pese a esta situación, en ningún momento pidió el cambio. Jugó todo el partido, y esta lesión incluso le trajo consecuencias en el futuro, debido a que se hizo crónica. Jamás volvió a sentirlo de la misma manera.

“Tenía un dolor insoportable. Lo primero que le dije al doctor Madero fue ‘ni se te ocurra sacarme, no salgo ni muerto’. Me mordí la camiseta, le hice dos agujeros para meter los dedos y me aguanté el dolor. Había pasado por un montón de cosas difíciles y ni loco iba a dejar la final”, comentó Brown acerca de la situación que le tocó vivir en el Estadio Azteca.

“No salgo ni muerto”: el día que el “Tata” Brown jugó lesionado la final de México ´86

“No salgo ni muerto”: el día que el “Tata” Brown jugó lesionado la final de México ´86

El fútbol argentino, está de luto. José Luis Brown, falleció en la noche del lunes a la edad de 62 años, producto de un Alzheimer por el cual luchó hasta sus últimos días. Jugó en Estudiantes y Boca Juniors, además de ser el engranaje fundamental en la defensa de la Selección Argentina junto a Oscar Ruggeri, campeona del mundo en México 1986 de la mano de Carlos Bilardo en la conducción técnica.

Nacido en Ranchos, localidad ubicada en la provincia de Buenos Aires el 11 de noviembre de 1956, Brown se inició en Estudiantes de La Plata en 1974, donde jugó hasta el año 1983. Atlético Nacional de Medellin, Boca Juniors, Deportivo Español, Stade Brestois de Francia, Murcia de España y Racing, fueron los clubes donde pasó el histórico defensor.

Su día más glorioso como futbolista

El calendario marcaba, el 29 de junio de 1986. Argentina llegaba a la final de la Copa Mundial de México 1986 con un Diego Armando Maradona descomunal a lo largo de todo el campeonato. Pero aquel día, los héroes de la historia serían Jorge Burruchaga, Jorge Valdano, y José Luis Brown.

Transcurría el minuto 23, cuando el “Tata”, se elevó y convirtió el primer gol del partido, tras una mala salida de Schumacher. La historia recordará para siempre no solo este gol, sino lo que ocurrió mientras el segundo tiempo promediaba luego de la segunda conquista de Jorge Valdano.

Tras un choque frente a un jugador alemán, terminó con una luxaxión en el hombro. Pese a esta situación, en ningún momento pidió el cambio. Jugó todo el partido, y esta lesión incluso le trajo consecuencias en el futuro, debido a que se hizo crónica. Jamás volvió a sentirlo de la misma manera.

“Tenía un dolor insoportable. Lo primero que le dije al doctor Madero fue ‘ni se te ocurra sacarme, no salgo ni muerto’. Me mordí la camiseta, le hice dos agujeros para meter los dedos y me aguanté el dolor. Había pasado por un montón de cosas difíciles y ni loco iba a dejar la final”, comentó Brown acerca de la situación que le tocó vivir en el Estadio Azteca.