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El campeón defensor, mantuvo la base. El finalista apostó al mercado de pases. El Ciclón se renovó con Pizzi. Y el Tomba va por el batacazo.
La Copa Libertadores es un objeto de deseo. Por lo que representa la gloria continental, claro. Ser campeón de América es un orgullo. También, un plus económico. A fin de cuentas, el equipo que se corone el sábado 23 de noviembre en Santiago de Chile se hará a acreedor a 12 millones de dólares. Y se asegurará, además, un boleto al Mundial de Clubes que se disputará en Doha, Qatar.