Un nuevo estudio científico de la Universidad de Harvard arrojó resultados novedosos para los usuarios argentinos hiperconectados y cada vez más dependientes de su teléfono inteligente.
La inquietud surgió sobre una problemática habitual por estos tiempos: ¿qué ocurre si nuestra relación con los teléfonos móviles afecta nuestras relaciones personales?
Sobre este punto, aunque parezca descabellado, la industria fabricante de dispositivos móviles impulsó la iniciativa. Es más, la puesta en escena de esta problemática se realizó en febrero pasado durante la última edición del Congreso Mundial de Móviles, en Barcelona.
Para conocer este impacto, la doctora Nancy Etcoff, especialista en comportamiento de la mente, el cerebro y la ciencia de la Felicidad de la Universidad de Harvard, realizó un estudio compuesto por diez preguntas que estaba enfocado en dos cuestiones: analizar los comportamientos y hábitos de uso del smartphone en diferentes generaciones para comprender el impacto que tienen en las relaciones con uno mismo, con los demás y con el entorno físico y social.
El test anónimo y online, logrado a través de un acuerdo entre la institución académica, Motorola y los fabricantes de celulares, pudo encuadrar a los usuarios en cinco niveles: Phone-Sapiens, Phone-Consciente, Phone-Enamorado, Phone-Fanático y Phone-Dependiente.
Tras haber realizado la campaña en más de 40 países, los argentinos también fueron sometidos a este test anónimo y online para identificar en qué punto de la relación con su teléfono inteligente se encontraba. En total participaron 46 mil personas, de las cuales el 67,75% fueron hombres y 31,27% mujeres.
Según el test, el usuario promedio de Argentina tiene un equilibrio mayor a la hora de usar su Smartphone que el resto de los países de la región. El 38% de los argentinos es phone-consciente, es decir, vive con su teléfono, “pero no en él”. Lo utiliza para ahorrar tiempo y energía que podría invertir en cosas que realmente le importan. Sabe que el equilibrio entre el celular y su vida es algo que necesita cuidar y trabaja para mantenerlo.
El 13% de los argentinos bien puede clasificarse como phone-sapiens. Ellos son personas que lograron un gran equilibrio a la hora de usar sus teléfonos, y viven la vida realmente y no a través de una pantalla. Lo utilizan poco y nada. Saben que el celular es esencial y está creado para utilizarlo como una herramienta que tiene la cualidad de hacer la vida más sencilla.
El segundo grupo más numeroso, que enciende la luz de alerta, con un 34,6%, fue el nivel que se encuentra exactamente en el medio de la escala: el phone-enamorado. Son personas que sienten ansiedad cuando no tienen el teléfono cerca, y que lo usan en cualquier momento sólo porque está ahí. Los buenos modales marcarían cuándo se debería usar y cuando no, pero este grupo no siempre se atiene a ello. Sin ir más lejos, más del 90% de los argentinos asegura que revisó su smartphone sólo por el hecho de chequear si había llegado algo, pero nada había cambiado desde la última vez que lo habían mirado.
Entre las personalidades que destaca Nancy Etcoff también están los phone-fanáticos, puntualmente, el 14% de los usuarios argentinos. Son aquellos usuarios propensos a la obsesión por su celular. De hecho nunca lo apagan, incluso, en las noches junto a su cama.
Pero las peores características están en el nivel más alto en la categoría: los phone-dependientes, aquellos que nunca dejan de utilizar su teléfono. Si bien se encuentran por debajo del 1% de los argentinos, su relación con el celular lo lleva a revisarlo en la mañana, antes de dormir, siempre que pueden en realidad. Incluso, por momentos, se descubren mirándolo sin saber para qué lo consultaban. Separarse de su teléfono, aún por solo algunos minutos, los hace sentir estresados. Esta categoría abarca a los usuarios cuya adicción está deteriorando la relación con sus familiares y amigos.
Otro dato crucial para los argentinos: el 64% va con su teléfono al baño. Por otra parte, en Latinoamérica más de 126 mil personas de México, Brasil, Chile y Colombia pudieron descubrir qué tal está la relación con sus teléfonos a través de este test. Un dato alentador a nivel continental es que el 54% de esta muestra estarían dispuestos a renunciar durante un mes a su celular antes que al sexo. Aunque eso también signifique que casi la mitad, prefiere lo contrario.
En la otra vereda, un dato sorprendente es que el 15% de los usuarios latinoamericanos pasan las 24 horas de su día con el smartphone al alcance de la mano. En ese sentido, el 35% de los participantes, no le resulta incómodo aceptar que su smartphone es el mejor amigo cuando están en el baño. El 65% de los participantes restante revisan su teléfono en busca de notificaciones antes de levantarse por la mañana y un gran detonador de esta ansiedad es que sus acompañantes lo hagan antes que ellos, ya que más del 74% también dijo que probablemente revisarían su celular en cuanto uno de sus amigos haga lo mismo.
Clarín