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Si bien todavía no tiene una fecha, Misiones integra el grupo de las nueve provincias que proyectan el regreso a las aulas en el corto plazo. Su realidad epidemiológica lo permite, aunque su cercanía con Brasil, uno de los principales focos de coronavirus, aún lo pone en duda.

En la primera mitad del año, Misiones fue una de las jurisdicciones que mejor pudo sortear el cierre de las escuelas. Con una plataforma ya consolidada, logró en estos meses 3.2 millones de visitas y más usuarios registrados que la totalidad de su sistema educativo: tiene 401 mil alumnos y 30 mil docentes y la plataforma refleja 600 mil usuarios usuarios que, observan, proceden de otras provincias.

El ministro de Educación, Ciencia y Tecnología, Miguel Sedoff, señaló: “El peor error sería volver a la misma escuela que dejamos en marzo. Este tiempo nos tiene que servir de catalizador. Hoy las TICs, muchas veces postergadas, son una realidad en nuestro sistema educativo”

-¿Cómo evalúa la respuesta que dio Misiones ante la suspensión de las clases presenciales?

-Nosotros estuvimos bastante bien. Teníamos la plataforma Guacurarí desde 2015, lo cual nos permitió acomodarnos. Nos dio no solo un repositorio de contenidos, sino también secuencias didácticas y acompañamiento a los docentes a través de cursos. Obviamente hasta marzo veníamos a un ritmo muy distinto. Era inaudito pensar que todo el sistema educativo estuviera preparado para migrar a una plataforma.

-¿Considera que estaban mejor posicionados respecto a otras provincias?

-Viéndolo en retrospectiva fue un gran acierto tecnológico haber producido una plataforma. Hoy es un activo nuestro de alto valor porque pertenece a la provincia, no es de ninguna empresa privada. El otro punto positivo es haber trabajado estos años en las competencias digitales de nuestros docentes, lo cual nos permitió superar la incertidumbre inicial.

-¿En qué consistió la estrategia que implementaron?

-Trazamos una estrategia compleja. Sumamos 140 docentes contenidistas, que desarrollaron contenidos audiovisuales. Pasamos de 420 contenidos en marzo a 6.800 hoy. A eso le agregamos en una segunda etapa dos mil licencias gratuitas de Webex para que cada curso tenga sus clases por videoconferencias. Pasamos todas las escuelas de la provincia a un espacio privado dentro de la plataforma, con los alumnos ya cargados de antemano.

-¿Cómo trabajaron con los alumnos desconectados?

-No es un problema solamente nuestro. Todo el país tiene la misma problemática. En Misiones pudimos sostener el vínculo con casi todos los alumnos. La encuesta que hicimos da que el 92% de los chicos tuvieron contacto con sus docentes, que el 70% lo hizo a través de WhatsApp. Para las zonas rurales repartimos material didáctico, los cuadernillos del gobierno nacional y ahora estamos publicando 600 mil cuadernillos propios. En las comunidades aborígenes le pedimos al ejército que llevara el material.

-¿Proyectan el regreso a las aulas en agosto?

-Todavía no tenemos una fecha, pero sí sabemos que en esta segunda mitad del año vamos a volver a las aulas en forma parcial. Nuestra idea es aplicar un modelo de flipped learning, que es hacia donde está yendo el mundo. Va a ser esencial optimizar el tiempo en el aula ya que va a ser escaso. Entonces las habilidades cognitivas de menor trabajo como las explicaciones se harán en forma remota y el tiempo presencial se utilizará para reforzar el conocimiento, para discutir y pensar actividades.


-¿Cuán internalizado está ese modelo en los docentes?

-A lo largo de estos años hicimos mucho trabajo de campo, mucho ir a la escuela y contarlo. Un cambio si viene de arriba hacia abajo es resistido porque se suele ver como una moda, un negocio o “una nube de humo para que parezca que hicieron algo”. En estos cuatro años, hicimos 250 ateneos didácticos. Fuimos dos o tres veces a cada lugar de la provincia para contar la propuesta, para escuchar qué comentarios y críticas tenían nuestros docentes.

-¿Cómo se convence al maestro de que el flipped learning en la mejor alternativa?

-El trabajo de campo nos permitió identificar a los early adopters, que hoy forman parte de nuestra red trabajo como referentes que van inculcando el modelo a sus colegas. Para el momento de asistencia alternada que viene, este modelo es lo que nos va a dar tiempo. No es la solución mágica. Es un buen elemento que va bien de la mano con el aprendizaje basado en proyectos, con modelos por habilidades. Es también empezar a trazar un horizonte de que podemos mejorar desde Misiones nuestro sistema educativo. Pero no obligamos a nadie a emplearlo.

-¿En qué medida cree que los cambios que sufrió la educación durante la pandemia van a perdurar en el tiempo?

-Si somos inteligentes, vamos a aprovechar lo que aprendimos durante estos meses. No solamente en el manejo tecnológico, sino lo que los estudiantes incorporaron en este proceso: a tener mayor independencia, a planificar, a colaborar, buscar, seleccionar y aplicar. Hay un montón de aprendizajes que no se miden en pruebas de lengua o matemática, pero que van a quedar para cuando vuelva la normalidad.

 

Fuente: Infobae.


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