Acunado entre montañas y con encantadoras casas color pastel que se ven reflejadas en un inquieto lago, Hallstatt posee una belleza que parece imposible. Quizás por eso es que fue la fuente de inspiración para Arendelle, el ficticio reino de la saga de Frozen, la película de Disney que puso este pueblo en el radar del turismo mundial y que se convirtió en su perdición.
Ubicado en una superficie angosta entre el homónimo lago y las montañas Salzkammergut (es tan pequeño que su ceremonia anual del Corpus Christi se tiene que hacer en botes), la localidad tiene una población de apenas 778 personas, según datos del último censo, realizado en el 2018. Sin embargo, debido al éxito inusitado de la película animada que sigue las aventuras de Elsa y Anna, recibe una horda de 10 mil visitantes por día.
Es tal la cantidad de fanáticos del filme de Disney que arriban a este lugar, que su alcalde, Alexander Scheutz, tuvo que salir a pedir públicamente que la gente deje de ir a Hallstatt, ya que no están preparados para recibir tantos turistas.
Hallstatt atrae actualmente seis veces más de turistas per cápita que Venecia. En verano especialmente, el pueblo se llena de autos, micros y grupos turísticos. Una habitación de hotel puede reservarse por precios que van desde los 320 dólares hasta los 460 por noche.