Maestros de distintas provincias señalaron que esta experiencia servirá para "revalorizar el rol del docente y que la educación sea prioritaria", así como la conectividad que permitió a escuelas rurales y de parajes alejados no perder el ciclo clectivo.
Maestros de distintas provincias señalaron que el desafío histórico que vivieron el educar a distancia durante el aislamiento por la pandemia de coronavirus servirá para "revalorizar el rol del docente y que la educación sea prioritaria", así como la conectividad que permitió a escuelas rurales y de parajes alejados no perder el ciclo clectivo.
Si bien las y los educadores abrieron las puertas de sus casas para impartir las clases diarias por plataformas de internet, muchos de ellos confiaron a Télam que aunque "la tecnología es parte de lo cotidiano" en los chicos, para poder aprender la relación con "el maestro y la escuela son irremplazables".
En ese sentido, la maestra catamarqueña Solange Medina señaló que a casi seis meses de iniciada la cuarententa perdió "contacto directo con los alumnos, ahora está el padre como nexo por Whatsapp y solo podemos interactuar por Zoom".
"Aprendí que no todo son contenidos, el aula está cargada de afectos, de situaciones que se dan en el momento y que no las planificas. Ahora que no hay contacto directo con los chicos solo te dedicas a impartir conocimientos y me parece un poco frío, sistemático y distante", dijo la docente de 1er grado.
En La Plata, la maestra de 4to Guadalupe Goldar señaló que si bien los docentes "siempre aprendemos de nuestras prácticas: pensamos, planificamos, probamos, ajustamos, registramos, leemos, charlamos y volvemos a ajustar" en un "camino grupal" pero este año "es particular: nos vimos con el desafío de sostener la escuela sin la presencia, poniendo en juego nuestros saberes de otra forma y aprendiendo nuevas".
Además, dijo, "confirmamos que nuestro vínculo, humano y amoroso, siempre va con ofrecer oportunidades de aprender. Confirmé que la escuela es muy valiosa, en un mundo tan desigual, sigue siendo un lugar donde los niños y las niñas pueden vivenciar una experiencia grupal, donde la palabra de cada uno es importante y aprenden con otros".
La docente Marisol Colman reflexionó: "Aprendí a conectarme de otra manera, a pensar en mis estudiantes desde otro lugar y sobre todo la necesidad de contar con las familias".
En Bahía Blanca, el maestro Andrés Britos, dijo que la celebración de mañana será "una jornada diferente, alejados de las aulas pero con la misma convicción de seguir enseñando y aprendiendo con ellos". Asimismo, señaló que "este aprendizaje en el contexto de modalidad virtual cuesta porque hay días que a algún alumno no le anda la computadora o se le cortó internet y la situación familiar es distinta".
Lorena Sayago, maestra de tercer grado de la escuela Horacio Rava de Santiago del Estero, señaló que "las emociones que nos acompañaron en este tiempo de aislamiento fueron variadas y eso nos enseñó algo medio olvidado: que el maestro y la escuela son irremplazables".
"Las experiencias que compartimos en una aula son muy difíciles de trasladar a otros escenarios", acotó.
En Salta, la maestra Andrea Guiñez, dijo que espera que este cambio "sirva para revalorizar el rol del docente y que la educación sea prioritaria" y apuntó que para "quienes tuvieron acceso a una educación privada, el aprendizaje se pudo dar pero quienes en la educación pública sufrirán una pérdida y un desfasaje difícil de recuperar".
Lucía Varela, docente de escuela primaria de Tucumán, apuntó que "lo que cambió es que la escuela tuvo que incluir a las familias en la tarea educativa. Ahora el acompañamiento docente es también a los padres".
La docente agregó que "esta manera que aprendimos por la pandemia es la mejor forma de funcionar, sumado al uso de tecnologías de la comunicación e información y comprobamos que el uso del papel no es necesario, también es una forma de incluir a la escuela en el cuidado del medioambiente".
En San Luis, la docente de educación especial Ana Claveles planteó que la pandemia "resignificó el rol" del educador y dio "mayor visibilidad" a la función social que cumple. "Nuestro lugar cambió: hoy, además de docente, soy también un lugar de escucha de las problemáticas que afrontan las familias por la pandemia, interpelándome día a día las realidades de cada quien", resaltó.
"Mi desafío es disminuir esta desigualdad, apelo a la creatividad para que quien no tiene acceso pueda estar en sintonía con el resto del curso", añadió.
En Santa Cruz, la maestra de primaria Gabriela Abbate dijo que "la adaptación a las tecnologías y la forma de trabajar al principio fue difícil, pero aprendimos a usar las plataformas, a hacer videos y a conventirnos en artistas para nuestros alumnos y eso está muy bueno".
"Se extraña mucho el contacto con los alumnos y colegas, pero sabemos que estamos todos haciendo el esfuerzo, y estoy segura de esto la escuela va salir más fortalecida y valorada", añadió.
Ernesto Velázquez, director de la escuela 83 de Río Gallegos, dijo que "fue como una patada a un tablero, esta pandemia desparramó todas las fichas y hubo que empezar de nuevo, al principio pensando en un período corto, nunca pensando que íbamos a estar aun hoy en esta situación".
"La pandemia transfórmó a los docentes, muchos de nosotros bregábamos porque el sistema presencial fuese el más valorado y el mejor. Y tuvimos que aprender muchas cosas, entre ellas usar esa tecnología que a veces rechazábamos", advirtió Mercedes Czezowski, docente primaria en Ushuaia.
La docente fueguina dijo que el contacto físico con los alumnos u observar sus miradas "se perdió. Incluso a mí me sigue resultando violento ingresar tanto dentro de los hogares, de las familias. El celular pasó a ser la pizarra, el cuaderno y hasta la maestra que está explicando. Y a la inversa también; los alumnos entran a la intimidad de nuestros hogares".
En Mendoza, la maestra Daniela Gimenez dijo que la "vida cambió rotundamente" con la educación online y apuntó que "por ahora no imagino la vuelta a clases Sera un nuevo desafío que habrá que enfrentar pospandemia" y consideró que "la presencialidad y la relación alumno-docente es irremplazable y necesaria para aprender en algunos contextos".
En Chubut, Verónica Pelegrino es docente de quinto grado y reconoce que "esta nueva modalidad a la que nos obligó la pandemia nos cambió en todo, fue un giro total en esto de las aulas virtuales porque siempre gran parte de nuestro trabajo se basó en el contacto interpersonal con los chicos".
Varios docentes chubutenses consultados por Télam reconocen que el principal inconveniente que tuvieron es la conectividad y la falta de elementos para conectar a las familias y a través de ellos a los niños.
En Neuquén, la directora de la escuela 310 del paraje Cochico, Silvana Diré, contó que "lamentablemente con toda esta situación todo lo que se podía haber pensado para festejar no se puede así que las tareas de los docentes tienen que ver con fotos familiares y deseos en video que las familias quieran compartir con la comunidad".
"Por la falta de conectividad debimos recurrir a enviarle las actividades por medio de la muy amable Comisión de Fomento, que se encargó hasta hace poco de llevar los cuadernillos de Nación y lo que pudimos imprimir en distrito para mandarle a nuestros peques", añadió.
En Córdoba, la docente Silvina Morales dijo que "muchas cosas se extrañan" pero "todo esto nos debe hacer cambiar, sobre todo el enfoque que teníamos de la educación. Nuestras aulas deben ser distintas cuando volvamos. Pero somos maestros de corazón que decidimos con cada gesto marcar la diferencia en nuestros alumnos".
"Es verdad que el trabajo se triplicó, cambiaron los horarios, con mucho tiempo de planificación, hay que hacer videos explicativos, corregir, cumplir con lo pedido por dirección, llegar a los alumnos sin conectividad y aquellos que presentaron mayores dificultades", completó Morales.
En San Juan, la experiencia de llevar a cabo la educación a distancia, fue calificada por dos docentes sanjuaninos como "angustiante y triste a veces" y como "una labor docente no reconocida".
Fátima Poltronetti, docente de un jardín de infantes de Río Negro, contó: "Como mis alumnos viven en zonas rurales la única manera de comunicarse es a través de mensajes vía Whatsapp y solo hay wifi en la escuela y a la entrada del paraje Río Villegas, y la señal no es buena, cuesta mucho descargar mensajes de audio o videos".
"Entonces realicé un proyecto de juegos de mesa hechos por mí relacionado a diferentes contenidos y desde la sala multiedad realicé adecuaciones para cada edad y tomé el juego como estrategia metodológica. Jugar y divertirse es uno de los Derechos de la Infancia", indicó Poltronetti.
Marta Britos, docente en la localidad entrerriana de Santa Elena, aseguró que "lo que más se extraña es la presencialidad, el contacto físico".
"Para las clases preparo vídeos explicativos, equipé un aula en mi casa, en mi escritorio y nos comunicamos a veces por audio y llamadas", relató la docente de 64 años y más de 24 de profesión.
Britos estimó que el regreso a las clases "no va a ser en el corto plazo" pero será "mixto, con un porcentaje mínimo de virtualidad y lo mayor de forma presencial".