El seleccionado misionero de básquet logró uno de esos triunfos que quedan en la retina colectiva. Jugó un partido casi perfecto, derrotó a Buenos Aires –uno de los favoritos al título- 72-67 y dio un paso clave en su objetivo de clasificar a las semifinales del Campeonato Argentino de básquetbol.
La efectividad local en el comienzo sorprendió al visitante. Franco Benítez metió tres bombas y el dueño de casa levantó la gente rápidamente.
Pero de a poco Sebastián Chaine comenzó a ser un verdadero dolor de cabeza para el seleccionado local. Fabio debió dejar la cancha por acumulación de faltas y Buenos Aires marcó territorio. Sin embargo, el primer parcial terminó 17-17.
En el segundo parcial entró en escena Lisandro Rasio y la visita en una ráfaga tomó una ventaja de ocho puntos.
Dos aciertos largos Javier Sánchez y Lucas Gornatti agrandaron al dueño de casa, que de todas maneras, y ante la imposibilidad de atacar el aro, basó buena parte de su ofensiva en los tiros externos.
Buenos Aires sacó una mínima ventaja con los puntos que llegaron desde la banca, aunque fueron Rasio y Chaine los que marcaron la diferencia en el juego.
Los dirigidos por Amarillo ganaron el segundo cuarto 20-15 y llegaron al descanso largo con una corta pero importante ventaja de cinco puntos: 37-32.
El regreso de Fabio equiparó la guerra en la pintura, pero los relevos Barrales y Giraudo metieron dos bombas y Buenos Aires volvió a tomar la delantera: 49-42.
Pero mientras Fabio estuvo en cancha Misiones siempre tuvo vida. El hombre de OTC fue una muralla defensiva y la única carta de gol en ofensiva, más allá del sacrificado trabajo colectivo. El equipo de Santa Cruz se llevó el tercer parcial 15-13 y llegó al epílogo una posesión abajo: 47-50.
Dos triples de Gornatti y otro de Montes delirar a todo Misiones, metió un parcial de 11-4 para adelantarse 58-54.
A partir de ahí fue golpe por golpe. Triple por triple. Defensa contra defensa. Levato entró y con dos bombas resucitó a Buenos Aires. Pero entonces apareció la férrea defensa misionera y Buenos Aires se quedó sin aliento.